lunes, 3 de noviembre de 2014

PATRIA


Una prostituta peruana

 
 




Patria es el tercer montaje estrenado de la compañía porteña Teatro Provincia. Luego de sus dos estrenos anteriores La Gran Capital y Bola de Sebo, en su última creación, tal como en las anteriores, la compañía muestra su interés por la identidad nacional de diferentes maneras y el cuestionamiento a ésta.


En Patria, vemos cómo Sebastián Cárez-Lorca, desde la dramaturgia ficcionaliza, a partir de un momento histórico nacional, poniendo énfasis en el otro bando de la batalla que hizo a Chile vencedor del territorio nortino perteneciente en aquel entonces a Perú. Una interesante manera de reflexionar en torno a los orígenes de la rivalidad extrínseca –por tratarse de una rivalidad que supuestamente nos identifica a todos, pero que en realidad es bastante superflua si nos detenemos a reflexionar en torno a sus fundamentos– entre  naciones y un llamado abierto a ponerse en el lugar del otro, del que perdió, del que no tiene ese día feriado en el calendario y que por ende no celebra.


¿Y por qué celebramos? Cuestionarse tal celebración es una reflexión que va más allá de un punto de vista político, es sobre todo, una posición humana frente a una batalla histórica, frente a ese o cualquier tiempo de guerra, horrible, miserable. En definitiva, un llamado de atención hacia lo que se festeja, se defiende y de lo que supuestamente tenemos que estar orgullosos. Patria es una obra de teatro que más allá del discurso apela a la conciencia humana por sobre el orgullo de un territorio legal, de una guerra vencida, de una efeméride, de una patria.


Patria es una prostituta peruana (Astrid Quintana) que junto a su compañera de labores (Constanza Orellana), su hijo (que es un muñeco) y una joven novicia que se encuentran en el camino (María José Troncoso), emprenden una misión utópica de resistencia militar hacia los chilenos. En el emprendimiento hacia la batalla se encuentran con otro rival, que parece más fuerte, cercano y  también peruano: una campaña de cuatro hombres (Sebastián Jaraquemada, Miguel Camus, Juan Esteban Meza y Alexander Castillo). Aparecen entonces dos bandos internos dentro de una misma lucha. El pleito en este caso es la discusión de quién sabe hacerlo mejor, una discusión de años, sino eterna entre ambos géneros en diferentes circunstancias, históricas, políticas, filosóficas, sociales, etc. Una rivalidad que en definitiva nos identifica como seres humanos, de modo que volvemos a la connotación humana que caracteriza la postura político-ideológica de Teatro Provincia en su tercer montaje.


Patria, sin embargo se contempla como un montaje que aún no madura, careciendo de definición y seguridad tanto en las actuaciones como en la utilización de elementos, vestuario, entre otras cosas, ya que como se hace un trabajo escénico desde lo tradicional, siendo un texto contemporáneo, la solidez de la puesta en escena se ve fragmentada entre las actuaciones en diferentes estilos y registros, el vestuario que busca la recreación fidedigna de una época (sin conseguir la autenticidad que se propone) y un muñeco que no alcanza a desarrollarse como personaje.


En palabras simples, falta darle una vuelta, si se trabaja con un estilo costumbrista, ver en qué medida éste puede transformarse para alcanzar la calidad dramatúrgica de la obra. Decidir además, si los diferentes registros actorales son a propósito, una propuesta a trabajar, o deben en definitiva, equilibrarse. Si realmente el objetivo es recrear desde la utilería y el vestuario de la época para construir el espacio escénico, en tal caso cómo hacer para que no quede como una mera ilustración; cómo a través del lenguaje estético podría resignificarse la escenificación de dicho momento histórico. Se trata de tomar decisiones que sean transversales, ejemplo de esta carencia, es el hecho de que, a pesar de ponerse en escena como una interpretación literal del texto, los personajes que son peruanos, hablan como chilenos. Hacerse cargo de la manipulación de ciertos elementos, el ejemplo más claro es la utilización del muñeco, que aparece como una inteligente solución escénica, pero que no se aprovecha, quedando sólo como un elemento más de la utilería que nos permite comprender la historia lineal. Como espectador se vuelve necesario entender el porqué de las decisiones escénicas y cómo ello podría proyectarse y enriquecer el montaje.


El objeto está mediado por una forma, que comunica aspectos paralelos a su función. Barthes los ejemplifica con objetos cotidianos como un lápiz, que puede denotar valores adicionales a su funcionalidad, como elegancia, sobriedad, seriedad, fantasía.[1]


Recordemos que el teatro de muñecos y/o objetos tiene sus propios fundamentos estéticos y discursivos, de modo que al utilizar un recurso como tal en una puesta en escena de cualquier tipo, hay que hacerse cargo del lenguaje que caracteriza a esta área de la práctica teatral. Desde esta perspectiva falta pulcritud, decisiones claras y el riesgo que realce como se merece la propuesta dramática.


Sin embargo, es una gran promesa, que definitivamente puede crecer mucho si se trabaja más allá, con relecturas del texto, puesto que con lo que ya han logrado tienen material suficiente para que éste, sea transgredido y explotado, para volcar la convención de una historia nacional que Cárez-Lorca transgrede desde el cuestionamiento de una identidad y patriotismo cimentado en intereses económicos extranjeros, partiendo desde las primeras guerras del salitre a lo que somos hoy como país.

L.C.



*Edición: Paz Francisca Soto
 



FICHA TÉCNICA

Elenco: María José Troncoso Pinto, Constanza “Juanita” Orellana Arancibia, Astrid Quintana Fuentealba, Sebastián Jaraquemada Rojas, Juan Esteban Meza Cartes, Miguel Camus Martínez, Alexander Castillo Pulgar.

Diseño Afiche y Marioneta: Alexander Castillo Pulgar

Diseño Web: Astrid Quintana Fuentealba – Sebastián Cárez-Lorca

Música e Iluminación: Teatro Provincia

Escenografía y Vestuario: Teatro Provincia

Dramaturgismo: Astrid Quintana Fuentealba

Dirección de Actores: Christian Riquelme Guerrero

Dirección y Dramaturgia: Sebastián Cárez-Lorca






[1] http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2008/zamorano_f/sources/zamorano_f.pdf