jueves, 26 de marzo de 2015

ACCESO


El humor y las asperezas de un pirata sin parche
 

Acceso es un monólogo protagonizado por Roberto Farías (Mi último round, Los archivos del Cardenal…) y dirigido por el cineasta Pablo Larraín (No, Tony Manero, Post Mortem…). Es un trabajo escénico que provoca desde el comienzo, que desafía a escuchar, ver, imaginar y conocer una realidad de la que difícilmente somos conscientes a diario. Posiblemente todos los días salimos a la calle y subimos a un micro, donde precisamente, más de un vendedor ambulante nos ofrece uno o más productos. Sin ir más lejos, considero que los vendedores ambulantes son figuras que reflejan en gran parte la identidad cultural y social de un país, por varios aspectos: mercancía, musicalidad de la palabra, forma de expresarse, discurso elaborado para persuadirnos de comprar y/o colaborar, entre otros factores. En este sentido considero que Acceso es una puesta en escena que conmueve, que nos identifica como seres humanos y particularmente como chilenos,  o como santiaguinos, si soy más específica. Farías interpreta un personaje de la calle que reconocemos fácilmente por su aspecto, fluidez y suspicacia al vender, y principalmente por su sonoridad. Haré hincapié al referirme a la sonoridad de Sandokán (Roberto Farías), no sólo por su cercanía con los reales vendedores ambulantes, sino también por otras razones que desarrollaré más adelante. En general es el trabajo actoral lo que sostiene el montaje en su totalidad: voz, corporalidad, y tránsitos de Sandokán por los pasillos delimitados por las sillas del público. Espacios donde la luz y la penumbra sirven como elementos trascendentales para apreciar este poema-relato escrito en conjunto por Farías y Larraín.


La bulla de Sandokán.

Acceso es una obra que hace una pausa. Nos hace detenernos en el cotidiano citadino, en la rutina, en el recorrido hacia el hogar o al trabajo, para invitarnos a conocer la vida de este ex convicto vendedor ambulante, que reclama y justifica sus actos por una gran carencia de oportunidades, de derechos, de acceso. Es así como parte este poema-relato, entre rimas y una particular sonoridad, que no tiene nada que ver con la típica musicalidad del verso impostado, de la paya, del sainete o del hip-hop –por dar algunos ejemplos–. Eso es lo que más destaco de este montaje porque a pesar de utilizar un tipo de verso libre en la dramaturgia, la interpretación vocal nos permite apreciar el espacio callejero, la ciudad, el estrés, la velocidad, la bulla. Una bulla que nos habla de un delito a sangre fría, de una infancia llena de carencias donde la única esperanza de amor y protección está puesta en la figura de unos “tíos” violadores, y de la cruda reflexión final de este hombre que nace, se cría y es producto de un sistema que no funciona como predica. Cuando termina la obra, queda una sensación de remordimiento, muy similar a la que se puede experimentar cuando uno se baja del micro y llega a la casa a “refugiarse”, lejos del mundo de Sandokán, no el pirata de las novelas de aventura de Salgari, sino este pirata que más naufraga por la vida de lo que se embarca.

Acceso en tanto, es un montaje que emociona, que nos deleita con humor, relatos crudos y una versátil interpretación de Farías.


L.C.


FICHA TÉCNICA

Obra: Acceso
Dirección: Pablo Larraín
Asistente de dirección: Josefina Dagorret

Dramaturgia: Pablo Larraín y Roberto Farías

Intérprete: Roberto Farías
Iluminación: Sergio Amstrong
Gráfica: Carola Sánchez
Producción: Teatro La Memoria /Josefina Dagorret