La
esencia del bufón
Banqu€ro$ es un espectáculo teatral
unipersonal, escrito, dirigido y actuado por el destacado comediante chileno,
Andrés del Bosque (Las siete vidas del
Tony Caluga). Se vuelve muy interesante este tipo de propuesta escénica,
donde tanto muñecos, como títeres, actor y espectadores formamos parte esencial
de la experiencia. Es una muestra viva en sí misma, que nos habla de actualidad
y de historia a la vez, entre los atisbos performativos de la ejecución y la
recuperación de un texto shakespeareano para realzar el tema de los negocios y
la deuda como un paradigma existencial, propio de nuestro tiempo.
Sin ser necesarias las muecas, ni
una actuación gruesa, ni excéntricas caracterizaciones vocales, Banqu€ro$, nos libera del prejuicio hacia la comedia, la que
en realidad, se encuentra muy alejada del humor fácil o del mero hecho de
entretener. Vemos aquí a Andrés del Bosque, defendiendo una postura política
frente al fondo monetario Internacional, la organización mundial del comercio y
el banco mundial como instituciones internacionales que predican una suerte de
“neo-religión” que todo lo permite en pro de la preservación de la riqueza
monetaria de un pequeño grupo de personas empoderadas. En este sentido se aprecia
al bufón o saltimbanqui como una múltiple figura: profesor, narrador,
informador, político, cómico, músico, titiritero, entre otras cosas que nos
recuerdan el valor ancestral del orador, en el sentido étnico (oralidad) y a su
vez del juglar, en un sentido histórico (desde una noción occidental).
El
mercader de Venecia, hacia la banca rota espiritual
El mercader de Venecia, de William
Shakespeare, es entre otras obras de este autor, una comedia que hasta el día
de hoy no ha cesado de ser representada, tanto en el teatro como en el cine,
podemos encontrarnos con diferentes versiones. En el caso de Banqu€ro$, no
se trata de una recreación del texto shakespeareano, sino que muy a la usanza
piscatoriana-brechtiana, el argumento y personajes claves se utilizan como la
fábula que permite denunciar un hecho clave que trasciende a la actualidad.
Vemos a este saltimbanqui que identificamos por el vestuario como un preso
anarquista que divulga el himno de la anti-deuda, anti-dinero, anti-bancos,
anti-capitalismo. Luego de que se nos explique un extenso y complejo glosario
de datos economistas, se nos presenta la obra El Mercader de Venecia, como una fábula sobre la decadencia y
miseria humana en pro de un evangelio mercantil. Los personajes principales se
adueñan del caudal de Shylock, precisamente porque no sienten ningún respeto
hacia él, ni como comerciante, ni como persona, sólo por el hecho de ser judío
y no cristiano. En este sentido destaco el siguiente extracto del texto
shakespereano: Él me había avergonzado y perjudicado en medio millón, se
rio de mis pérdidas y burlado de mis ganancias. Despreció a mi nación,
desbarató mis negocios, enfrío a mis amigos y calentó a mis enemigos y cuál es
su motivo “Soy un judío”. ¿Es que un judío no tiene ojos? ¿Es que un judío no
tiene manos, órganos, proporciones, sentidos, afectos, pasiones? ¿Es que no se
alimenta de la misma comida, herido por las mismas armas, sujeto a las mismas
enfermedades, curado por los mismos medios, calentado y enfriado por el mismo
verano y por el mismo invierno que un cristiano? Si nos pincháis, ¿no
sangramos? Si nos hacéis cosquillas, ¿no nos reímos?, Si nos envenenáis, ¿no
nos morimos? Y si nos ultrajáis, ¿no nos vengaremos? […]
Cito
este trozo de la obra, no sólo porque es utilizada por Andrés del Bosque en Banqu€ro$, sino por su trascendencia no
sólo desde el punto de vista de la crítica hacia la institución eclesiástica,
sino hacia la ambición humana por recaudar riqueza a toda costa, sin importar
quien o quienes puedan salir perjudicados tras la obtención de este objetivo.
Con esto, la frase maquiavélica, “el fin justifica los medios”, claramente aún
sigue vigente, siendo el lema del paradigma individualista y su modelo
neoliberal. Es así como se evidencia esta suerte de banca rota espiritual.
Otro
signo interesantísimo en este sentido –y que no tiene que ver con El Mercader de Venecia- se aprecia al
observar el vestuario, que al finalizar la obra unipersonal de del Bosque,
vemos cómo estas rayas que en principio son las de un prisionero, cambian hacia
una connotación ancestral, recordándonos la existencia de los Selk”Nam, como la
representación encarnizada de las raíces olvidadas de nuestros pueblos
aborígenes. Una muestra más que prueba esta suerte de banca rota espiritual.
Experiencia
de Taller de Juglaría: El poder receptivo de la comedia.
La semana que tuvo lugar entre el
lunes 2 y el sábado 7 de junio del 2014, se hizo la invitación por parte del
Parque Cultural Valparaíso (Ex–cárcel), a participar de un Taller de Juglaría
dictado por Andrés del Bosque, instancia organizada por el Teatro Museo del
Títere y el Payaso. Afortunadamente, tuve la oportunidad de enterarme a tiempo
y por ende de formar parte de esta actividad. Dentro de los aprendizajes
múltiples, que significó para los que vivimos esta experiencia, destaco: la
capacidad de diferenciar entre un docente académico y un maestro de la
disciplina. En el caso del docente institucionalizado, éste se limita a dictar
conocimientos, procurando entregar herramientas y su visión personal sobre el arte
que se estudia. En cambio, el maestro, nos muestra una filosofía del arte en
cuestión, no necesariamente como una forma de vida, si no como la condición
sublime de éste, elevado en su esencia y universo ancestral, como una necesidad
intrínseca del ser humano. El maestro no impone respeto, ni manda, ni
menosprecia el trabajo de sus alumnos, el maestro invita, participa y crea
comunidad a la hora de dar a conocer su filosofía de la creación. Es en este
sentido que considero que Andrés del Bosque es un maestro del arte bufonesco, o
como el mismo se autodenomina: “un sembrador de bufones”.
Por otra parte, destaco el poder
receptivo de la comedia, donde la risa surge como una suerte de anestesia a la
hora de concientizarnos sobre la cruda realidad. He aquí la importancia del
bufón, no sólo en la obra shakespeareana si no en todas sus prácticas. La
comedia poseyó una connotación divina y demoniaca como de equilibrio natural
entre la ilusión y la realidad, tanto en la obra isabelina como en la ejecución
puramente clásica (greco-romana); tiene la función esencial de romper la
ilusión de un discurso político (por ejemplo) para concientizar sobre la
realidad cotidiana de la humanidad o bien del entorno social. Es por esta razón
que la comedia, o en este caso la labor del bufón siempre ha estado tan cercana
a su público, existiendo una delgada línea entre espectáculo y espectador.
Recobrando la esencia ritual de prácticas milenarias, entramos en un universo
donde nuestra misión como aprendices fue: saber de lo que estábamos hablando,
hacerlo de manera entretenida y dinámica, defender inexorablemente un discurso
claro, la propia biografía es un recurso que jamás se agota sobre todo a la
hora de improvisar, el humor del bufón siempre es reversible pudiendo
manifestarse tanto a través de la comedia como de la tragedia; la música y el
canto son herramientas trascendentales, pudiendo siempre el bufón contar con un
interminable repertorio. El bufón todo lo sabe, si no lo inventa y argumenta
con sólidos fundamentos, aunque esté hablando disparates, siempre detrás de la chifladura
se esconde la sabiduría de un maestro. De modo que la comedia en general
siempre es y será bien recibida por el público, es en tanto una herramienta
política que teatralmente no debiésemos olvidar ni mucho menos menospreciar.
Entre la relación de mi experiencia personal en el taller de
juglaría y la obra unipersonal de Andrés del Bosque, destaca que desde la simpleza
se va a la complejidad en una retroalimentación, como ejemplo: tan sólo con el
cuerpo y la indumentaria precisa, se crea el universo complejo de una
cosmovisión. Es decir a través de un espacio simple y la multiplicidad de
destrezas integradas (circo, música, muñecos, teatro de sombras, etc.),
colaboran en la construcción del trabajo de un bufón.
Finalmente, espontaneidad, solidez de un discurso, agilidad,
equilibrio, aparecen como palabras clave tanto en la creación de esta área de
la artes escénicas como en su debida expectación.
L.C.
*Edición: Paz Francisca Soto
FICHA TÉCNICA
COMPAÑIA: La Tribu Imaginaria
OBRA: Banque€ro$
AUTOR: unipersonal basado en "El mercader de Venecia" de William Shakespeare
DIRECCIÓN: Andrés del Bosque
INTÉRPRETE: Andrés del Bosque
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