Lludkün es un
espectáculo teatral en pequeño formato que nos ofrece una visión poco difundida
sobre el aborto.
La experiencia que
se percibe en principio ritualista, gracias
a un canto muy parecido al ül-kantun
mapuche, nos adentra en una atmósfera brujeríl, prometedora e incluso mágica. Como
espectadores estamos ubicados muy próximos al espacio escénico, sin embargo
esto no quita consistencia al viaje, por el contrario, lo vuelve vertiginoso e
incluso voyerista. Al comienzo de la trama resulta difícil encontrar la
relación del rito con el desarrollo de la acción escénica, sobre todo considerando
que una vez encendida la luz, tanto espacio escénico como construcción de personajes
surgen del cotidiano: la relación de una madre con su hija en una pequeña
habitación, subdivida en reducidos espacios escénicos donde cada una relata su
experiencia en torno al embarazo no deseado.
Lludkün-abortar, es un ejercicio dinámico, donde resulta
difícil aburrirse gracias al trabajo de dirección de Javier Ramírez, donde se
aprecia una gran destreza coreográfica, no sólo por una cuestión corporal, sino
también en la forma de decir los textos o bien en el diálogo de los personajes.
La historia pasa rápido, entre flashback de la madre, monólogos de ambas y discusiones
sobre el embarazo no deseado, el cual, se repite en la historia de estas
mujeres, como si fuera una cuestión de herencia. Es interesante como ésta
sensación de que la herencia familiar no sólo se resume a aspectos materiales,
como enfermedades o los objetos de una casa, sino que además resuena como una
especie de karma, sobre todo en hogares donde los niños son criados en torno a
una o más mentiras. De alguna manera la verdad sale a flote, quiéranlo o no
siempre pesa como karma. Así es como poco a poco empiezo a comprender el principio
ritualista de la obra, que en un comienzo me pareció antojadizo. Para hablar de
este tema tan manoseado por los medios, por la religión, por el gobierno, etc.,
donde estamos acostumbrado a ver el aborto casi como una especie de pecado
capital, el Colectivo Cabrío, nos brinda una mirada que va mucho más allá de una
visión ética o moral, pues la opinión surge desde un sentimiento originario, ancestral,
desde una visión étnica por nombrarla de alguna manera. Lo cual resuena en una
de mis propias creencias sobre hacer y ver teatro. Todos los temas tienen un origen,
entonces, ¿en qué momento el aborto pasó a ser un pecado capital, algo antinatural;
por qué si existen hierbas abortivas, por qué tendría que tratarse de algo
antinatural, aborrecible o de una acción ilícita? Será que una cultura como la
nuestra donde el machismo prevalece, ¿el objetivo es mantenernos ocupadas? Son muchas
las reflexiones a las que puedo llegar al ver LLudkün-abortar, entre ellas: la conciencia originaria de un tema
versus la visión tabú del mismo en nuestro país; la premisa que demuestra que
para la medicina natural no es cruel ayudarnos a tomar la decisión de continuar
la gestación o de simplemente no hacerlo;
el peso de la ética y la moral que la sociedad nos pone sobre los
hombros.
Con respeto a la
técnica, creo que el trabajo actoral de ambas actrices, Paola Vásquez y
Valentina Fuentes, es en ambos casos plausible:
actuaciones dinámicas, comprometidas y correspondientes a la dirección
escénica, que como antes mencioné, también me pareció acertada. Ahora,
recordando un detalle del inicio de la obra: la proyección de un video del
sitio web youtube, que varios pudimos
apreciar en las redes, de un niño que habla sobre el amor; me costó también
comprender el por qué, sin embargo repensándolo, puedo deducir que es una
manera que tuvo el director de demostrarnos que a veces no es malo detenernos a
escuchar a nuestros niños, ya que ellos mientras más pequeños sean, más exentos
se encuentran de la materialidad, por lo tanto están más sensibles a sus
propios instintos, a la naturaleza animal; incluso me atrevería a decir que
aunque hay muchas cosas que enseñarles del mundo al que ellos llegan, también
puede observarse una especial sabiduría en los consejos o bien en las
reflexiones de un niño. He aquí nuevamente este “ir hacia atrás” que nos
propone el Colectivo Cabrío, ese buscar en nosotros mismos y en el origen de
las cosas. Si tuviera que ponerle un nombre a este acto podría ser “el
principio de la semilla”, pues si fuésemos al origen cada vez que practicamos la
introspección, seguro que nuestra mirada sobre la vida sería mucho más
profunda, consciente y clara.
L. C.
FICHA TÉCNICA
Compañía: Colectivo
Cabrío
Obra:
Lludkün-abortar
Dirección: Javier
Ramírez
Elenco: Valentina
Fuentes, Paola Vásquez
NOTA: esta obra la
pude ver en el marco de GESTA 1er Festival de Teatro Porteño Femenino en enero
del 2014
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