La difícil comunión entre cuerpo y poesía
Yerma del poeta
Federico García Lorca, es la producción más reciente de la compañía Teatro AlmaZen, siendo la tercera parte
de la Trilogía Rural, que comenzó con
La casa de Bernarda Alba (2013) y Bodas de Sangre (2014) del mismo autor.
Con una trayectoria que parte el año 2011, la compañía oriunda de Con-con, se
caracteriza por homenajear la obra de autores reconocidos de la literatura
nacional e internacional como: Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Antoine de Saint
Exupéry, Oscar Wilde, entre otros.
El doble de la vida
Es cierto que cuando asistimos al teatro nunca podremos estar seguros de lo que sucederá. Aunque nos hayan contado de qué se trata la obra de principio a fin, o aunque hayamos observado un video, o incluso aunque se trate de un clásico. Jamás, ninguna función será igual a otra. Es por esta razón que nuestro oficio funciona como un paralelo de la vida, o como Artaud ya lo dijo, el doble de la vida. Desde esta perspectiva y al tratarse del estreno de la tercera parte de su Trilogía Rural, considero que aún falta mucho por resolver en términos de ritmo, fluidez y seguridad interpretativa. Lamentablemente los que asistimos aquel día, no fuimos testigos de una buena función.
Yerma, bajo el alero de su época
Lo que vemos en sí, es una versión tradicional de la obra lorqueana, muy apegada al texto dramático y su contexto propiamente. Sin embargo, apreciamos una propuesta escénica que consiste en prescindir de objetos y escenografía en general, para centrarnos en la utilización del cuerpo como medio expresivo. Es así como a través de desplazamientos coreográficos, música envasada, cantos en vivo y una iluminación precisa, se nos narra la trágica historia de Yerma.
Yerma, narra el
infortunio de su protagonista, quien al no poder concebir un hijo, se frustra
hasta llegar a un nivel de histerismo. La mirada inquisidora de una época
(principios del siglo XX) y sus propios fantasmas, le hacen a Yerma sentirse
inútil, desvalida e inválida para un contexto donde las únicas funciones
valiosas de una mujer consistían en criar hijos, consentir las órdenes del
marido y mantener la armonía del hogar. En esencia éste es el conflicto
temático que atraviesa la obra de principio a fin.
El incierto espacio entre una buena idea y su ejecución
En relación a la puesta en escena, considero que visualmente, en lo que respecta al diseño integral, la propuesta es bella limpia y formal. No obstante, carece de profundidad y originalidad. No hay mucha búsqueda más allá de la iluminación que es correcta, el vestuario que replica la época y una especie de mural que permanece inmóvil como telón de fondo durante todo el transcurso del montaje.
En el caso de las actuaciones, aparecen un tanto rígidas
–quizás por la ansiedad del estreno–, ya sea por la manera de interpretar el
texto lorqueano, como por la propuesta corporal que consiste en estar en continuo
desplazamiento. En general falta que las coreografías se vean integradas en la
interpretación actoral, para que no se conviertan en un detonante de carencias
de ritmo y de la fluidez poética, característica de Lorca.
La apuesta desde la dirección, me parece clara, pero aún no
logra consolidarse, principalmente desde la interpretación. Es notorio que la
idea consiste en representar el texto Yerma
en forma tradicional, pero añadiendo dichos desplazamientos continuos que
provocan una sensación vertiginosa, como si el tiempo avanzara rápida y ansiosamente.
Algo que se podría asimilar a lo que en el contexto cinematográfico se conoce
como efecto zolly o dolly zoom. }
Yerma, en la versión de Teatro AlmaZen, es en sí, un espacio vacío que busca llenarse con el ritmo coreográfico del cuerpo y la poesía.
Yerma, en la versión de Teatro AlmaZen, es en sí, un espacio vacío que busca llenarse con el ritmo coreográfico del cuerpo y la poesía.
L. C.
FICHA TÉCNICA
OBRA: Yerma
COMPAÑÍA: Teatro AlmaZen
DIRECCIÓN: Andrés Céspedes Bascuñán
DRAMATURGIA: Federico García Lorca
ELENCO: Jessica Ortiz, Andrés Céspedes, Valeria Fernández,
Marco Valdivia, Tannia Valdés, Marta Núñez, Francisca Rodríguez y Andrea
Bannach.
PRODUCCIÓN: AlmZen
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