miércoles, 4 de junio de 2014

MEDIAGUA


Excelencia visual en pro de un discurso local



Mediagua es el montaje más galardonado de la compañía porteña, Teatro La Peste. Luego de ser ganadores del premio a mejor dirección en el Festival de Dirección Teatral de la Universidad de Chile, versión 2013, regresan este año a la cartelera porteña, oportunidad en que al fin pude calmar la intriga por conocer este montaje.
Desde el comienzo del espectáculo se está ante una experiencia seductora, ya que antes de entrar a la sala, recibimos las indicaciones del director, Danilo Llanos, como quien abre una exposición de arte, “usted puede observar la estructura desde el ángulo que desee” y en una señal de delimitación del suelo, nos indica hasta dónde podemos acercarnos. La indicación también es que una vez que se enciende la luz sobre las butacas es momento de tomar asiento. Antes de eso uno es libre de observar desde cualquier lugar, caminando alrededor de la estructura, deteniéndose en una situación u otra, libremente. Dicha estructura es claramente una mediagua, con una familia dentro: una madre y sus tres hijos. En este recorrido se van reconociendo las relaciones entre cada uno de ellos, además de sus características personales. Es muy interesante lo que genera este recorrido espectáculo, porque por una parte está el elenco (Katherine López, Fernando Mena, Daniella Misle y Ximena Flores) interpretando una situación particular de esta familia, y por otra nos tenemos a nosotros mismos observando dicha situación, como un especie de doble del teatro, o teatro y su doble… Es una experiencia muy particular, porque tampoco es lo mismo que apreciar una pieza de arte inerte, ya que en ella hay personas, actores. Con el valor agregado de que lo que se está llevando a escena es una situación que muy pocos o ninguno de los que está en el público (al menos no en la función que yo presencié) jamás ha vivido: Una familia viviendo en el reducido espacio de una Mediagua, con las verdaderas longitudes, casi como dejando testimonio de una realidad periférica, cerro alto, marginal. Deteniéndose unos segundos, uno puede imaginar lo que pudieron ser en su momento los zoológicos humanos, viendo como otros seres humanos viven en un espacio tan reducido, sus condiciones, las relaciones, los artefactos, el decorado, un trozo del cerro recordado y expuesto ante una serie de ojos curiosos por descubrir de donde viene una voz, un ruido, un decorado, el plasma es lo más grande, las ventanas sin vidrio, la madera y la música a la usanza reconocible. A tal punto me intrigó este momento, que no pude hacer otra cosa, que desobedecer las indicaciones del director, para dirigirme antes de tiempo a las butacas para disfrutar del espectáculo doble.
Teatro La Peste se caracteriza por trabajar desde una orientación claramente política, del principio al presente, siempre sus montajes están cargados de un discurso y denuncia directos en pro de instruir, informar y cuestionar la realidad político-social de nuestro país, o singularmente, la de Valparaíso. Sin embargo en el caso particular de Mediagua, hay una búsqueda espacial que se encuentra, de alguna manera, con una visión estética del discurso esencial de esta compañía porteña. Cabe destacar que la noción político escénica del grupo dirigido por Danilo Llanos, tiene algunas similitudes con lo que hizo Piscator en su tiempo, por nombrar uno de los referentes más reconocibles, no obstante ellos tienen su propia manera de realizar su teatro político, principalmente porque es muy local en lo que respecta a lenguaje, códigos socio-culturales y puesta en escena, definiendo así su propio lenguaje escénico.

Piscator, un precedente revelador y revolucionario

Rememorando el valioso legado del autor del Teatro Político, Erwin Piscator, y al estar alrededor de este doble espectáculo, donde todos giramos en función de la estructura/mediagua, aparece la imagen del escenario giratorio del director de la Volksbüne. Pero en este caso, el escenario no gira, pues el espectador es el que rodea constantemente la escena. Dos formas distintas de hacer que el público se impregne con la cercanía de las circunstancias que se representan. Es importante tomar en cuenta, que el teatro político que impulsó Erwin Piscator, no sólo tenía que ver con una revolución social que moviera una parte de la masa proletaria, si no que también tenía un  objetivo estético, dirigido hacia la búsqueda de un lenguaje escénico cimentado a la par con la revolución. En este sentido, destaca el trabajo de diseño escenográfico (Cristian Espinoza y Luis Felipe González), ya que por primera vez, desde que vi I love Valpo, veo en el trabajo de Teatro La Peste, lo políto entregándose además a través de la imagen visual. La injusticia, la magnitud de una problemática social marginal, se puede apreciar también a través de los elementos visuales, que sin ser necesariamente directos, permiten una sensible recepción del mensaje. El uso de proyecciones, es muy acertada y creativa en cuanto a su forma. La manera en que la estructura/mediagua se subdivide en espacios escénicos, los compartimientos tipo ventanas, en definitiva, el modo en cómo se transforma la indumentaria, es lo que dota a este montaje, de una admirable excelencia visual.

El problema de la verosimilitud entre poesía y marginalidad

Hay casos en que poesía y marginalidad dialogan de manera homogénea hacia la construcción de un discurso dramático. En tal caso el mérito se aloja en la dramaturgia. En Mediagua vemos ambos estilos de relato, sin embargo no se logra una real comunión entre ambos. Por el contrario, estamos ante una dramaturgia fragmentada entre el lenguaje poético de algunos textos, y la cotidianeidad de un lenguaje marginal. Esto mismo afecta en las actuaciones, que también se ven fragmentadas, entre el aspecto y el modo poblacional confusamente mezclado con textos demasiado formales para los personajes que se proponen. Quizá lo que falta en este caso, es distinguir con mayor claridad los momentos épicos de los momentos cotidianos, ya que la mezcla de ambos, le quita la verosimilitud que merecen estos personajes, que en general están correctamente construidos, pero a raíz de esto, pierden solidez.
El momento mejor resuelto actoralmente y que por consecuencia logra una recepción acertada, es el instante más absurdo de toda la obra. Este quiebre, situación nefasta que viven los personajes, entre las altas temperaturas, el aburrimiento y hacinamiento, llena de frescura y fluidez en pro del discurso. Este vuelco hacia el “otro lado” o hacia la clase alta, que propone Llanos, hace recordar la incesante sensación de que Chile hace más de cuatro décadas que está partido por la mitad. Es muy entretenido cómo desde el letargo de una calurosa tarde de verano sin panorama, se establece una estruendosa diferencia social, marcada por la posesión y obtención de bienes de consumo. Es muy interesante cómo a través de conocidos referentes musicales nos cuentan sobre la existencia de estos personajes, de manera histriónica, divertida y alucinante. El tiempo fuera del tiempo dentro de la obra, donde todo es posible, donde hay sorpresa, magia y reflexión interna, lo cual permite una entretención consciente.
Mediagua es una obra cercana a la localidad, a la realidad nacional, a la conciencia social, y esto es algo que siempre vemos en el trabajo escénico que realiza Teatro La Peste, pero que en esta oportunidad se distingue, por su grandeza visual que habla muy bien de la consolidación de un lenguaje estético hacia su propio teatro político.
L.C.


*Edición: Paz Francisca Soto


Compañía: Teatro La Peste
Obra: Mediagua
Dirección y dramaturgia: Danilo LLanos
Elenco: Katherine López, Fernando Mena, Daniella Misle, Ximena Flores.
Diseño escenográfico: Cristian Espinoza y Luis Felipe Gonzáles
Diseño de iluminación y coordinación técnica: Denis Duarte
Dispositivo Audiovisual y Diseño Gráfico: Felipe Montalva
Realización Escenográfica: Luis Felipe González, Miguel Alvayay
Diseño Sonoro: Nagasaki
Musicalización, arreglos, mezcla y grabación: Juan Pablo Martínez, Alejandro Lizama
Investigación: Carla Lizama
Fotografía: Miguel Alvayay
Disfusión: Daniel Labbé
Producción: Gabriela Arancibia

No hay comentarios.:

Publicar un comentario